
Mientras me describía aquella vorágine, llegó un momento en el cual no la oía, solo la sentía. Veía a Mariola con una mezcla de admiración por las delicias conseguidas, por lo atrevida de la situación, por lo rápida que había estado en atraer aquel hombre; y un puntito de nostalgia por nuestra amistad pausada, casi olvidada, eclipsada por el sol de aquel varón.
He encontrado el huequecito que tiene en su corazón para mí, he visto mi nombre, Lilián, en pequeñito; lo he visto mientras ella terminaba de jadear y me pedía tiempo para asimilar y disfrutar el placer que había arrancado de su cuerpo esbelto. Lo he visto cuando posa sus ojos sobre mí, después del clímax, antes de una nueva entrega. A veces lo he percibido durante un minuto de placer, mientras gime y se desboca, abandonada al tiempo, a las circunstancias, a mí. Lo he abrigado en mi interior, lo he vivido, lo he disfrutado. Creía que era solo mío, que nadie más tendría acceso a ese lugar de su corazón, ni a lo más profundo de su esencia.
REMedios
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Un buen relato lleno de sentimiento, me ha encantado, en serio ^^
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